El Microrrelato es cultura popular, folklore, leyenda. Son historias breves, impactantes, que se han ido transmitiendo de boca en boca y que tienen forma y estilos propios.
El Microrrelato no explica un suceso, sino que sintetiza una historia. Ahí radica su clave, precisión en el vocabulario para poder crear la intensidad suficiente que seduzca al lector y al autor al mismo tiempo.
Se convierte así en una herramienta imprescindible de actividad mental y emocional para conseguir un aprendizaje desde la creatividad y la motivación.
En su construcción utilizamos las Funciones Ejecutivas tales como:
La toma de decisiones -para eliminar el desarrollo y poder apoyarnos en el clímax que el giro inesperado de la historia requiere-
La flexibilidad cognitiva – que impulse al autor a no quedar atrapado por la sensación de “escasez” de palabras y logre seleccionar aquellas que tengan más capacidad comunicativa-
La organización– de pensamiento para poder establecer un orden en el discurso escrito-
La planificación– de ideas para establecer metas, sorpresas, cierres, aperturas…y todas las técnicas que permitan al lector y al autor navegar por la historia sin ahogarse en ella-
El almacén léxico semántico– accionado para encontrar las palabras precisas que cuenten mejor-
La atención– como invitación, inhibiendo distractores, para poner los sentidos en acción y poder realizar una metacognición que nos haga conscientes de la historia-
La memoria– porque todas las historias están creadas de recuerdos propios y ajenos-
En definitiva, el Microrrelato nos enseña a pensar distinto, a elegir de nuevo, a valorar nuevas posibilidades, para contar lo que nunca se ha dicho.
https://issuu.com/debarris/docs/independent_533 (pág. 10)
https://www.fundacioncesaregidoserrano.com/images/Libro_III.pdf (pág. 101)